Festival Guagua Cine: 14 años de cine y audiovisual para niños, niñas y adolescentes en Ecuador

Hace catorce años, en la ciudad de Cuenca, nació una idea que con el tiempo se transformaría en un referente del audiovisual para niños, niñas y adolescentes en Ecuador: el Festival Guagua Cine. Desde el principio, su misión fue clara: llevar contenidos audiovisuales de calidad a las infancias y juventudes, no solo en las grandes ciudades, sino también en territorios que históricamente han estado fuera del circuito audiovisual, como Macas o Santa Elena.

Pero Guagua Cine nunca fue un festival “tradicional” de cine. Su propuesta es amplia y diversa: combina películas, cortometrajes, series, producciones televisivas y contenidos multiplataforma, siempre seleccionados con un criterio riguroso y pensado para su público. Una de sus señas de identidad ha sido trabajar, desde sus primeras ediciones, con la Maleta Prix Jeunesse, una selección curada por el reconocido festival alemán Prix Jeunesse gracias a la alianza con la Asociación Humboldt.

En 2024, el festival reforzó su identidad adoptando el nombre “Festival Guagua Cine viaja con la Maleta Prix Jeunesse”, haciendo visible su carácter itinerante. Ese mismo año, abrió por primera vez una convocatoria nacional para mostrar obras creadas por adolescentes y profesionales ecuatorianos, ampliando su alcance y fomentando la creación local. Hoy, Guagua Cine es un espacio pionero que combina descentralización cultural, formación de audiencias y promoción del audiovisual como herramienta de expresión, diálogo y ejercicio de derechos.

Mucho más que mirar: crear, reflexionar y participar

Para Guagua Cine, el audiovisual no solo se ve, se vive. Por eso, el festival ha creado un ecosistema de talleres, encuentros y actividades formativas que transforman la experiencia del público. Estos espacios cumplen un doble propósito:

Formar audiencias críticas que aprendan a analizar y valorar contenidos desde una mirada propia.

Despertar la vocación creativa en niños, niñas y adolescentes, usando el audiovisual como herramienta de expresión y construcción de identidad.

El impacto llega también a los adultos: docentes, familias y profesionales del sector audiovisual reciben herramientas y metodologías para trabajar con y para las juventudes. El resultado es un cambio de rol: el espectador pasivo se convierte en protagonista, creador y sujeto activo de derechos culturales.

Criterios para una programación que respeta y conecta

La selección de contenidos sigue criterios claros inspirados en la metodología de Prix Jeunesse:

  • Conexión auténtica con la audiencia.

  • Representación respetuosa de su entorno, cultura y emociones.

  • Ideas originales que despierten curiosidad y reflexión.

  • Calidad narrativa y técnica en guion, actuación, sonido y montaje.

Además, Guagua Cine organiza su programación en bloques temáticos que permiten abordar problemáticas relevantes, generar diálogo y ofrecer espacios de conversación adecuados para cada grupo etario. Siempre con la premisa de que la programación dialogue con la realidad ecuatoriana y abra puertas al encuentro intercultural.

Momentos que marcan un camino

Entre las experiencias más memorables, hay una que se repite cada año: ver las reacciones del público infantil. La risa, el asombro, el silencio atento y las frases espontáneas como “nunca había visto algo así” o “yo también quiero hacer algo parecido” confirman que el festival está cumpliendo su misión.

El impacto también llega a adultos que reconocen el valor de una programación que “debería llegar a más lugares”. Son esos instantes, donde una historia bien contada transforma miradas, los que han hecho de Guagua Cine una experiencia profundamente significativa.

Mirando hacia el futuro

En un mundo donde los lenguajes digitales cambian a gran velocidad, Guagua Cine se proyecta como un puente entre la tradición audiovisual y las nuevas formas de creación. El festival seguirá siendo un laboratorio creativo, impulsando la producción local y extendiendo su alcance a través de plataformas digitales, sin perder la esencia presencial y comunitaria que lo caracteriza.

Su compromiso con la diversidad, la inclusión y la equidad lo mantiene alineado con las necesidades de las nuevas generaciones. Y lo más importante: seguirá siendo un espacio donde niños, niñas y adolescentes no solo consuman cultura, sino que también la creen, la transformen y la compartan.